Pedazos de mi ser que el destino
se encarga de deshacer y que ciertas personas me ayudan a recomponer. Nada
vuelve a ocurrir de la misma manera ni vives momentos más que una vez. Solemos
considerar el pasado mejor que el presente y temer el futuro esperando que sea
al menos como el mismo instante. Pero fijémonos en los retales de felicidad con
los que construimos nuestra historia. En la manta compuesta por cálidos
recuerdos que nos tapa en épocas frías. Vivamos el momento como si fuera el
único bueno que nos ha pasado, disfrutándolo al máximo, llenándolo de color,
escribiendo cada sonrisa en nuestra memoria, abrazando la tranquilidad,
saboreando la felicidad. Pero sin aferrarnos a él, dejándolo pasar y admitiendo
que no pasara a la eternidad, con conciencia de su final. Aprovechemos al
máximo cada vivencia, ni mejor ni peor que las anteriores o las que vendrán,
simplemente diferente, otra pieza del puzle única y sin igual. Componiendo un
cuadro de fotos que luego estemos orgullosos de contemplar.
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