jueves, 11 de septiembre de 2014

Creía...

Creía saber lo que era el amor, como el profeta que anuncia la verdad. Que los cuentos y las películas contaban la realidad.
Pensé que al amor lo formaban los besos, los abrazos y las caricias. Que estaba formado de "te quiero" formulados por los labios.
Que querer era tener a ese alguien con quien todo nos pareciera perfecto. Con quien olvidar los miedos. Y sería el remedio para olvidar este mundo de enfermedad y maldad.
Parecía que la palabra amor venía escrita con letras rosas, de esas que se regalan. Y que formarían una alfombra en el camino.
Creía...pero estaba equivocada.
Llegaste tú para enseñarme. Sin saber, sin intención.
Que el amor no son solo noches de pasión. Aunque esa sea una de las mejores partes.
Comprendí que las rosas no viene sin espinas. Y que el amor también puede pincharte, dolerte. Con esas riñas, esos enfados, los celos y los altibajos. Que no todo son palabras bonitas y biensonantes. Que el color negro también forma parte. Y que algún trago nos viene amargo.
Pero amor es eso. Tener momentos malos y estar juntos para superarlos. Que la balanza se incline del lado bueno y que todo lo superado quede en el pasado. Sabiendo que esa batalla la hemos ganado. Creciendo, aprendiendo y conociéndonos un poco más.  Para poder disfrutar del presente, construyendo un futuro a tu lado.
Que no hacen falta grandes momentos. Pues la felicidad está en los pequeños detalles que compartimos. En los minutos, segundos...si aunque no sean rosas, estás a mi lado.
Se que las palabras bonitas suenan bien en la poesía. Pero que las más bonitas son aquellas que solo entendemos nosotros, como si las hubiésemos inventado. Que son importantes porque significan algo.
Que no se van los miedos. Pero tienes alguien que te ayuda a superarlos. Que no se va de tu lado. No importa si también hay llanto. La sonrisa acaba siempre ganando.
Ves que el color del amor no es el rosa que venden. Se trata de una gama de colores, donde destacan más los claros. Y de entre ellos, puede que el favorito sea el ver(te)de.
Y una profunda  mirada vale más que mil "te quiero", y que un millón de "te amo". Al igual que los mejores abrazos no son esos apasionados. Sino los que se dan con sinceridad tras un momento amargo. Para calmar el ambiente y hacer dulce el mal trago. Esos que llenan el alma y te hacen sentir bien justo cuando más lo necesitas. Esos que dicen me muero si te pasa algo.
Amor es darte cuenta de que da igual como sea el beso. Lento, rápido, húmedo, seco, fogoso o fugaz...da igual, porque lo que importa es el sabor de los labios. Esos que sabes que tienen un sabor único y los únicos que quieres a partir de entonces.
Te das cuenta de que las mejores caricias, las más cálidas, no son las que se dan en la cama, ni en un momento de lujuria. Sino aquellas que te tocan el alma con tan solo rozar tu mano. Cuando te agarran sus dedos para no dejarte caer, o ayudar a levantarte.
Amor es aprender a hablar con miradas y mirar con ese brillo especial en los ojos. Ese que dice el  solo, y de manera sincera: "Contigo, todo. Sin ti, nada. Te Amo".
Nadie le había dado significado a la palabra AMOR, hasta que llegaste TÚ. Para hacerme ver que todo lo que creía eran falsos cuentos.
Solo TÚ has despertado los verdaderos sentimientos.
TE AMO