jueves, 30 de octubre de 2014

LOVE

No hay mejor amanecer que el del sol reflejado en tu mirada,
ni mejor besayuno que el de tus ojos café.
Me da igual que se quejen las estrellas si ya no las observo por la noche.
Prefiero contemplar tu cuerpo bajo las sábanas y el juego de nuestros reflejos en la pared.
Quiero perderme de nuevo al contar tus lunares y,
encontrarme recorriendo con mis manos tu piel.
Que, sonrías mientras me besas. A eso, lo llamo placer.
Y, que yo sea la causa de tu sonrisa, es lo mejor que puede haber.
Que me haces feliz todo el mundo lo sabe.
Pero, nadie se imagina cuánto te puedo llegar a querer.

viernes, 3 de octubre de 2014

Tu fruta favorita



Tú no eres mi mitad. Y es que, si lo pienso bien, prefiero no hablar de medias tintas ni de medias naranjas. Eso de encontrar una persona que te completa siempre me ha parecido que es algo equivocado. Pues nacemos y estamos enteros. Verdes, como manzanas inmaduras, sí. Pero enteros y completos. Vamos creciendo y madurando a lo largo de la vida. Y, generalmente, mejorando. O al menos eso es lo que intentamos.
Como decía John Lennon, "ya nacemos enteros y nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta".
Cierto es que solemos buscar eso que anhelamos ser en el otro, en vez de profundizar en nosotros, que es donde lo encontraremos. Y, ahí, nos equivocamos. Pero, de eso se trata la vida. De aprender mediante errores. Pero, llegará el día en que nos demos cuenta de esto.
En realidad no buscamos una mitad que nos haga creernos enteros. La búsqueda se trata más bien de una persona. Otro ser entero. Con sus defectos y sus virtudes. Un ente independiente que más que completarnos, nos complemente. Puede que ni sea esa mitad que no vemos en nosotros mismos. Seguramente incluso sea todo lo contrario, lo opuesto. O, simplemente, sea un poco diferente.
Lo que buscamos es un compañero de viaje que nos lo amenice. Que deje de lado su equipaje y aligere el nuestro. Alguien que se eche a nuestro lado los días que brille el sol y nos de luz en los momentos grises. Que saque a relucir lo mejor de nosotros y nos ayude a mejorar esas partes que tanto nos disgustan.
Alguien con quien aburrirse sea divertido. Y la rutina no pese tanto. Pareciendo cada día diferente. Alguien que no nos solucione los problemas pero nos ayude a sobrellevarlos o ponga el hombro en el que llorar cuando sea necesario. Que nos deje llorar y, a la vez, nos seque las lágrimas. Que nos enseñe a sonreír mil veces por cada llanto.
Lo que nuestro corazón anhela es otro corazón al que le gusten nuestras rarezas, aunque no las entienda. Que se enamore de eso que nos hace diferentes y únicos. Y nos reconcilie con nuestros complejos.
Un alma que no tiene por qué ser gemela. ¡Qué aburrido sería todo si fuésemos iguales!
Lo bonito de la vida es descubrir cosas nuevas. O ver lo de siempre con diferentes ojos. Y, más aun, que nos enseñe a ver con los ojos cerrados. A sentir de verdad y ¡vivir! disfrutando cada momento, cada segundo. Sintiéndonos realmente vivos. Apreciando lo que nos hace tan parecidos y amando esas diferencias.
Esa persona que ni siquiera estabas esperando pero que, quizás el destino te tenía reservado. Que aparece de la nada para convertirse en tu todo. En un todo completo y entero que te muestra quién eres y te ayuda a ser quien anhelas ser. Sin saberlo, con solo estar a tu lado y hacerte la vida,  nadie dice que más fácil, pero sí más bonita.
Con quien decir "somos dos en uno" sea lo mismo que "uno en dos". Somos dos entes separados e independientes pero UNiDOS por un mismo amor. La suma de dos cuerpos, dos almas, dos mentes, dos personas que nunca puede dar uno. Porque son dos seres completos que añaden, nunca restan. Pero, UNO, un único sentimiento, un lazo de unión, recíproco, un solo amor. Que emana de ambos en la misma dirección.
No buscamos a nuestra media naranja. Buscamos una entera. O una manzana, una cereza, un albaricoque o un melón. ¿Qué más da la denominación?
Lo que es seguro es que cuando encuentras tu pieza de fruta ideal, ya no quieres probar otro sabor. Y de eso puede ser de lo que trate el amor.