Nuestras vidas son como las
líneas que aparecen en esos monitores cardíacos de los hospitales. Unas veces
están arriba y otras descienden sin parar. La emoción te embarga y llena todo
para pararte después los pies sin avisar y arruinar tus sueños en un abrir y
cerrar de ojos. Es algo cíclico que viene y va. Es como la vida misma con sus
diversiones y también no pocos momentos de aburrimiento o incluso miles de
frustraciones. Sin embargo la línea recta que anuncia continuidad es insulsa y
aburrida. Esa rutina del día a día en la que haces las cosas sin pensar. Actúas
como un autómata al que hubieran programado para decir y hacer, para quedarte
dentro del recuadro sin salir de los límites. Acabas moviéndote en círculos
dentro de un cuadrado con las esquinas desgastadas por la monotonía. Círculos
cerrados que cada vez son más pequeños y, por muy seguros que resulten, te
oprimen hasta no dejarte respirar. Hasta que sientes que tu emoción ha muerto,
que no te quedan ilusiones ni encuentras motivos para continuar. Como indica el
monitor del enfermo que ha abandonado su lucha contra alguna enfermedad. A
diferencia de él, tú sigues en este mundo, a pesar de que tu interior esté
mustio y sombrío y que tu capacidad de sentir se haya apagado. Es entonces
cuando te gustaría desconectar la máquina y dejar de oír el mundanal ruido que
repiquetea en tus oídos, y que poco a poco se ha convertido en un eco más al
que ya no prestas atención. O puede que tengas la suerte de que algo o alguien
te re anime haciéndote revivir y abriéndote los ojos para volver a ver aquello
de lo que tanto haces por escapar. Puede que una chispa haga prender de nuevo
el fuego que llevas dentro, dando un soplo a tu corazón, haciéndolo latir de
nuevo. Lo grandioso es encontrar esa chispa que te haga salirte de la línea
continua. Sin embargo esta no se busca. Pues cuanto más te mueves tras ella,
más la apagas. Esta chispa aparece sin avisar para levantarte de la cama y
sacarte del coma emocional. Pero, ¿y si no existe, y si ya es demasiado tarde y
no hay nada que te haga despertar?