domingo, 13 de octubre de 2013

Calor de otoño


Se acerca ya el frío, que anuncia la inminente llegada del invierno.
Pero esta vez tengo una ventaja y es el calor de tu cuerpo.
Si estoy entre tus brazos, ya no le temo al mes de enero.
Ni a los monstruos de debajo de la cama, ni a los miedos que llevo aquí dentro.
El marrón otoñal cubre toda la ciudad y las lluvias calan hasta los huesos.
Pero, tengo tus cálidos ojos y tu mirada. Bajo el paraguas, para  comerte a besos.
Y que se congelen las rosas con la primavera, o se cubra de grises nubes el cielo.
Que, si me pilla el mal tiempo cogida de tu mano, ya nada parece tan malo.
Porque, TÚ, tienes el poder de hacerme ver lo bueno.
De hacerme sonreír hasta extremos que se salen de lo humano.
Ahora no distingo entre días malos y días buenos.
Sino, momentos sin ti y momentos contigo que, ojalá fueran eternos.
Tienes la virtud de parar el tiempo, de hacerme olvidar el mundo y hacer que la realidad sea mejor que los sueños.
De subir hasta las nubes, sin despegar los pies apenas un milímetro del suelo.
Para abrazarte, oler tu cuello y darte un beso de esos con amor, de esos lentos.
El roce de tu piel me hace temblar mientras me invade el calor por dentro.
Mi nombre, en tus labios, suena como nuevo. Me hace ver la suerte que tengo.
De tenerte, de quererte y de haber perdido la cuenta de todos los "Te quiero".
Las cicatrices se hacen más pequeñas cada vez que tocas mi cuerpo.
Cada vez que nuestros corazones se acompasan, e intercambiamos sentimientos a través de cálidos susurros que nos quitan el aliento,
que nos disparan nuestro lado más salvaje, sin que desaparezca nuestro lado más tierno.
Vienen vientos helados de esos que revuelven el pelo.
Y de esos que gritan tu nombre en cada uno de mis pensamientos.
Ya sea de noche o de mañana. Porque a toda horas te llevo aquí dentro.
Has descodificado la contraseña que me costó construir tanto tiempo.
Rompiendo mis esquemas, volviendo a llevarte el rencor, la frustración y el miedo.
Ganas en aumento de verte de nuevo cada vez que nos separamos.
Las mariposas no cesan su alegre revuelo en mi tripa pensando en otro encuentro.
Hasta que nos vemos otra vez y estallan de alegría al ver tu sonrisa.
Desencadenando millones de sentimientos que salen de dentro.
En una fiesta de luces que tu mirada me regala y en un entrelazar de dedos que nada los separa.
Llega el frío y en nada, estaremos en invierno.
Pero ya no me importa eso, no me importa nada, si tengo el calor de tu cuerpo.
Si te tengo a ti.
Porque me has llenado de luz.
Porque te quiero.