miércoles, 16 de abril de 2014

Eres

Eres como el café que te hace despertar en las mañanas. Con un aroma embriagador y una calidez revitalizante.
Eres esa sábana que cubre en las noches frías y tienes ese rico olor que desprenden cuando está recién lavadas.
Eres la luna que se refleja en un estanque de aguas cristalinas donde se refleja el brillo de una noche estrellada.
Eres esos rayos de sol primaveral que te rozan la piel, buscándote por los huecos de la ventana.
Eres esa sonrisa que aparece en la cara de un niño cuando sopla las burbujas de jabón y las sigue embobado con la mirada.
Eres el premio que consigue un corredor cuando después de kilómetros y horas llega a la meta y se siente satisfecho con la dura carrera ganada.
Eres es ese muñeco de nieve que una familia ha construido durante una mañana de Navidad.
Eres la brisa marina que te da en la cara, y se mete por los poros de tu piel, dejando en tu boca una tranquilidad salada.
Eres la risa de esa niña que jugando con su padre se esconde, y se emociona porque cree que no va a ser encontrada.
Eres el perro que brinca, moviendo la cola contento cuando siente la vuelta de su dueño a casa.
Eres el bombón relleno que explota en la boca dejando esta de chocolate bañada.
Eres el oasis que se encuentra en medio de un desierto. La bendición que siente un hombre sediento al notar el paso del agua por su garganta.
Eres el cantante que escucha como miles de personas gritan a coro su canción.
Eres el corredor de fórmula uno cuando gana la carrera. O los futbolistas cuando sostienen en sus manos la copa duramente peleada.
Eres la madre que duerme tranquila al sentir que su hijo llega sano y salvo de fiesta a casa.
Eres la llamada del familiar que ha llegado bien a su destino.
Eres la ilusión de un niño al abrir su regalo en Reyes o al soplar  en su cumpleaños las velas de su tarta.
Eres el deseo que se pide cuando pasa una estrella fugaz.
Eres la canción que termina de componer el cantante y el poema que sale de la pluma del poeta.
Eres el best seller que se agota y saca una edición tras otra.
Eres el olor a tierra recién cortada. El calor de la chimenea en un día invernal. O el masaje que alivia la tensión de una dolorida espalda.
Eres las vacaciones del estresado, las buenas notas del estudiante después de un duro trabajo.
La madre que ve por primera vez a su hijo y lo sostiene en brazos nada más nacer.
Eres el rencuentro de dos amigos que hacía años no sabían nada el uno del otro. El beso apasionado que dos amantes llevaban días esperando.
Eres....eres...simplemente eres TÚ.
Eres el que me hace fijarme en lo bueno de la vida, en lo pequeño, en lo importante. Quien me hace sonreír. Por quien doy gracias al destino por encontrarte en mi camino.
Eres...

viernes, 11 de abril de 2014

Sonríe :)


Sonríe. Hazle saber al mundo que los problemas no pueden contigo. Que no te vas a caer para quedarte en el suelo. Sino, para levantarte con más ganas que antes. Hazlo por ti, porque las comisuras de tus labios tienen una movilidad que debe ser explotada al máximo.
Sonríe como si nunca te hubieran hecho daño. Es la mejor cura para las heridas y el complemento necesario con la ropa que decidas ponerte cada día.
Sonríe al igual que un niño pequeño, con sinceridad. Con alegría. Sonríe de verdad. Con la inocencia de quien no se ha visto corrompido por la sociedad.
Esboza una sonrisa. Cuando haya luz, para que esta entre en ti. En medio de la oscuridad para mostrar lo mucho que puedes llegar a brillar.
Sonríe. Al niño, al anciano, a tu amigo, al desconocido que te cruzas en la calle. Pero, sobre todo, sonríe, mirando a los ojos, a ese extraño conocido que te encuentras cuando miras al espejo. Que te devolverá la sonrisa como nadie.
Muestra esa bonita curva que destaca sobre todas las demás curvas de tu cuerpo. A ese que te muestra la suya. Y también al que no lo hace. Para que vea que no cuesta nada y lo bonito que queda.
Enseña esas dos líneas blancas que esconden tus labios. Enséñalas con gusto, con alegría y con orgullo.
Mueve tu boca para algo más que comer, hablar o incluso besar. Para sonreír.
Practica ese arte en las buenas y en las malas. En días coloridos. Y, más aun, en los grises. Para colorearlos con tu hermosa sonrisa. Porque "más vale una sonrisa triste que la tristeza de no sonreír".
Sonríe con motivos. O convirtiendo tu sonrisa en el principal motivo. Porque sí, porque te apetece. Porque es muy sano. Haciendo que sea un camino y a la vez la meta a la que quieres llegar.
Ante lo pequeño, ante lo grande. Sonríe a las grandes alegrías, ante las oportunidades, a los detalles, y entre todas las dificultades.
Sonríe cuando la vida lo haga. O para que esta te devuelva la sonrisa.
Hoy, mañana y, siempre. Nada más levantarte, por la tarde, o al acostarte.
Sonríe.  Como si fuera una competición en la que gana el que consigue mandar las comisuras de sus labios más lejos. Sonríe como si unas manos invisibles tiraran de ellas hacia arriba. Como si lucharas por llevarte el trofeo. Por el premio que esto reporta. Por el simple hecho de lo feliz que te hace el sonreír.
Sonríe todos los días. Porque, "no hay día más perdido que en el que ni una vez has sonreído".