viernes, 11 de abril de 2014

Sonríe :)


Sonríe. Hazle saber al mundo que los problemas no pueden contigo. Que no te vas a caer para quedarte en el suelo. Sino, para levantarte con más ganas que antes. Hazlo por ti, porque las comisuras de tus labios tienen una movilidad que debe ser explotada al máximo.
Sonríe como si nunca te hubieran hecho daño. Es la mejor cura para las heridas y el complemento necesario con la ropa que decidas ponerte cada día.
Sonríe al igual que un niño pequeño, con sinceridad. Con alegría. Sonríe de verdad. Con la inocencia de quien no se ha visto corrompido por la sociedad.
Esboza una sonrisa. Cuando haya luz, para que esta entre en ti. En medio de la oscuridad para mostrar lo mucho que puedes llegar a brillar.
Sonríe. Al niño, al anciano, a tu amigo, al desconocido que te cruzas en la calle. Pero, sobre todo, sonríe, mirando a los ojos, a ese extraño conocido que te encuentras cuando miras al espejo. Que te devolverá la sonrisa como nadie.
Muestra esa bonita curva que destaca sobre todas las demás curvas de tu cuerpo. A ese que te muestra la suya. Y también al que no lo hace. Para que vea que no cuesta nada y lo bonito que queda.
Enseña esas dos líneas blancas que esconden tus labios. Enséñalas con gusto, con alegría y con orgullo.
Mueve tu boca para algo más que comer, hablar o incluso besar. Para sonreír.
Practica ese arte en las buenas y en las malas. En días coloridos. Y, más aun, en los grises. Para colorearlos con tu hermosa sonrisa. Porque "más vale una sonrisa triste que la tristeza de no sonreír".
Sonríe con motivos. O convirtiendo tu sonrisa en el principal motivo. Porque sí, porque te apetece. Porque es muy sano. Haciendo que sea un camino y a la vez la meta a la que quieres llegar.
Ante lo pequeño, ante lo grande. Sonríe a las grandes alegrías, ante las oportunidades, a los detalles, y entre todas las dificultades.
Sonríe cuando la vida lo haga. O para que esta te devuelva la sonrisa.
Hoy, mañana y, siempre. Nada más levantarte, por la tarde, o al acostarte.
Sonríe.  Como si fuera una competición en la que gana el que consigue mandar las comisuras de sus labios más lejos. Sonríe como si unas manos invisibles tiraran de ellas hacia arriba. Como si lucharas por llevarte el trofeo. Por el premio que esto reporta. Por el simple hecho de lo feliz que te hace el sonreír.
Sonríe todos los días. Porque, "no hay día más perdido que en el que ni una vez has sonreído".

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