sábado, 25 de enero de 2014

A pesar de todo

No saber qué creer ni saber qué pensar. Creer que es mejor no pensar o pensar en qué creer. Seguir sin abandonar y nunca dejar de seguir. Soñar que se puede  escribir para contar. Y contar sueños a través de lo que se puede escribir. Sentir para vivir y no vivir sin nada que sentir. Reinventar sonrisas para regalar. Que te regalen sonrisas con las que poder volar. Y volar cuando caes para subir cada vez que la realidad te haga bajar. Dormir para soñar y no levantarte sin un sueño que te haga avanzar. Caminar sin parar y parar cuando necesites respirar. Suspirar para motivar y que nunca falten motivos por los que suspirar. Contar todo lo que llevas dentro y que salga de dentro lo que vayas a contar. Cantar con sentimiento, sentimientos que son dignos de canciones. Dignos de poemas, de hojas de diario que leer. Y leer todo lo que antes te hacía cantar. Lo que te hacía sonreír y sacar una sonrisa al recordar. Recuerdos que te van formando, diferentes formas de recordar. Disfrutar a través de las diferentes formas de vivir, y no vivir sin reír. Reírte de lo que te hace llorar y solo llorar de felicidad.
No saber cómo actuar, cómo pensar. Pensar menos y actuar más. Sin un guión, sin unas reglas que no sabemos acatar. Razonar con el corazón y que el corazón no entienda de razones para funcionar.
Que a pesar de todo, te quieran. Y nunca dejar de amar.

martes, 7 de enero de 2014

(Des)hojando margaritas

Vamos a reinventarnos el  juego. Deshojemos margaritas sin el tradicional "me quiere, no me quiere". Cambiémoslo por un "tú me quieres, yo te quiero". O al revés, "yo te quiero, tú me quieres". Porque el orden de los sujetos no altera el resultado del amor que nos tenemos. Cada uno a su manera, cada uno en su tiempo. Nosotros nos entendemos. Y no hay nada que entender, eso es lo bueno. Porque el corazón no busca razones, pero es que para querer no hace falta buscar argumentos. 
Convirtamos cada pétalo que contemos en un "te quiero en lo bueno" y el siguiente pétalo, en un "y  en lo no tan bueno".  En las duras y con todas nuestras locuras. Y digo contar pétalos, no arrancar. Porque el amor no quita, da. Da alegrías y pone el corazón contento. Porque pinta de color encima del negro. Da sin esperar, a no ser que se trate de la espera de un nuevo encuentro. Sin desesperar, sin cansar ni cansarse, sin ataduras ni condiciones.
Por eso, descontemos los días que quedan para vernos cada vez que nos separamos. Y contemos no en días, ni en meses, sino en momentos. Perdiendo la noción del tiempo y llenando vacíos de sentimientos.
Desnudemos no las flores, sino nuestros cuerpos. De vergüenza, de miedos, dejando afuera los resentimientos, los reparos y aceptando los defectos. Desdudémonos, respondiendo preguntas sin formular, besándonos con la mirada, y comiéndonos a besos. Respondiendo con el calor de nuestra piel. A la distancia de cuerpo contra cuerpo.
Vamos a querernos de verdad, sin límites ni definiciones,  sin relojes. A todas horas y a deshora. Porque este es nuestro cuento. Sin perdices ni finales. Aprendiendo el uno del otro, aceptando y queriendo(nos).