viernes, 14 de noviembre de 2014

Hay una cosa que te quiero decir

Hay una cosa que te quería decir. Bueno, quien dice una, dice mil.
1. Eres el arquitecto de mi felicidad. No digo que pongas los cimientos, esos estaban ahí. Pero, sí que los refuerzas cada día con un material único que la fortalece.
2. Eres mi paraguas de colores en los días grises de lluvia. Da igual que caiga un chaparrón de esos que calan los huesos, si estás a mi lado. Y me refiero tanto a las gotas de agua como a los problemas de la vida.
3. Como todo ciclo, llega el invierno con su frío polar. Pero, hablo de la estación del año, no del invierno emocional. Desde que entraste en mi vida, mi corazón es una constante primavera que  no para de florecer.
4. El frío no me importa tanto si tengo de manta tus abrazos de oso dándome calor. Y no solo ese calor que abriga la piel. Calor que impide que se enfríen los sentimientos.
5. No me aburre la rutina si estás en ella. La "rutina" de besarte, de abrazarte, verte... prefiero llamarlo otro día favorito que se marca en el calendario de la memoria.
6. Ningún día es igual. Al menos una cosa es diferente. Cada día te quiero más que el anterior y menos que el siguiente.
7. Me gusta entrelazar mis dedos con los tuyos. Es como un ancla de seguridad. No me da tanto miedo caer porque ahí estás tú para ayudarme a levantar la cabeza de nuevo.
8. Ni la oscuridad me da miedo. Solo está la luna para ser testigo de nuestros juegos. Y, si no veo, me das la mano para que no me pierda en la penumbra.
9. ¿Y esas mariposas  que dicen que se notan en la tripa? ¿Qué es eso? ¿Un cosquilleo? Yo al verte siento un zoo entero recorriendo mi cuerpo. La selva se desata ahí dentro.
10. He dejado mi adicción al café. Prefiero el color de tus ojos cuando me miran. Aunque más que despierta parece que esté en un sueño.
11. Hoy es viernes ¿o no? Da igual. Desde que estás a mi lado da igual que sea lunes que sábado. O lunercoles, juernes o vierningo. ¿Puede ser 14? Tal vez. Pero como si es el día 43 del mes. Del único que me acuerdo es del 21.
12. Los días no son buenos o malos. Prefiero llamarlos "contigo" y "sin ti". Y, de estos últimos no quiero muchos. Cuantos menos haya mejor.
13. Eso de que te de un vuelco el corazón, ¿qué es? El mío da brincos de felicidad cuando te ve. Y cuando me abrazas o me besas...traspasa todos los límites de velocidad. Por no hablar de cuando sonríes, lo que hace ahí mi corazón se escapa a la razón humana.
14. Hablando de tu sonrisa, no he visto aun nada más bonito en el mundo. Más bien desaparece el mundo entero cuando te veo sonreír.
15. Y no digamos ya cuando te ríes. Esa risa que...uf es como un orgasmo emocional. No dejes de mostrar tu felicidad de esa manera.
16. Tu cuerpo...mi manta...tus lunares...mi mapa... tu piel...mis manos...bueno, sobran las palabras. Ahí prefiero la acción. La práctica es mejor que la teoría.
17. Tu voz, ¿hay sonido más bonito? No, no lo creo. Bueno no, seguro que no lo hay.
18. Y si hablas para decirme...como es eso tan bonito...ah sí, "Te quiero" al oído...no se oye nada más en ese momento.
19. Pero no siempre un te quiero sale de los labios. Hay millones de formas de expresarlo. Un "cuídate pequeña, que no quiero que te pase nada". Un "buenas noches cari", "buenos días mi niña"...millones de gestos que no lo dicen pero lo expresan.
20. ¿Y tus labios? No sabía que en un beso se podía sentir tanto. ¿Energía solar, eólica, atómica...? Energía es lo que se siente con un verdadero y sentido beso. Energía la que me das tú.
21. Tiempo...lo  relativo que es el tiempo. Las horas sin ti son eternas. Los días contigo pasan como horas, como minutos. Los minutos a tu lado no existen. Son momentos únicos, de esos que te dejan sin respiración. Y, sin embargo, te dan aliento.
Tiempo, el que me sabe a poco a tu lado. Y me sobra cuando no te tengo. El que pararía para poder disfrutar sin límites contigo. El que quiero perder la cuenta de lo que ha pasado y el que quiero pasar a tu lado.
22... Podría estar así hasta las mil cosas que te iba a decir. Pero, ¿para qué escribir más? Prefiero susurrártelo al oído, decírtelo con la mirada, en caricias, en sonrisas. No hacen falta decirte lo que ya sabes, lo que cada día te intento demostrar. Lo que no quiero dejar de decirte, con palabras o en silencios.

 
 
 


1000....TE AMO


jueves, 30 de octubre de 2014

LOVE

No hay mejor amanecer que el del sol reflejado en tu mirada,
ni mejor besayuno que el de tus ojos café.
Me da igual que se quejen las estrellas si ya no las observo por la noche.
Prefiero contemplar tu cuerpo bajo las sábanas y el juego de nuestros reflejos en la pared.
Quiero perderme de nuevo al contar tus lunares y,
encontrarme recorriendo con mis manos tu piel.
Que, sonrías mientras me besas. A eso, lo llamo placer.
Y, que yo sea la causa de tu sonrisa, es lo mejor que puede haber.
Que me haces feliz todo el mundo lo sabe.
Pero, nadie se imagina cuánto te puedo llegar a querer.

viernes, 3 de octubre de 2014

Tu fruta favorita



Tú no eres mi mitad. Y es que, si lo pienso bien, prefiero no hablar de medias tintas ni de medias naranjas. Eso de encontrar una persona que te completa siempre me ha parecido que es algo equivocado. Pues nacemos y estamos enteros. Verdes, como manzanas inmaduras, sí. Pero enteros y completos. Vamos creciendo y madurando a lo largo de la vida. Y, generalmente, mejorando. O al menos eso es lo que intentamos.
Como decía John Lennon, "ya nacemos enteros y nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta".
Cierto es que solemos buscar eso que anhelamos ser en el otro, en vez de profundizar en nosotros, que es donde lo encontraremos. Y, ahí, nos equivocamos. Pero, de eso se trata la vida. De aprender mediante errores. Pero, llegará el día en que nos demos cuenta de esto.
En realidad no buscamos una mitad que nos haga creernos enteros. La búsqueda se trata más bien de una persona. Otro ser entero. Con sus defectos y sus virtudes. Un ente independiente que más que completarnos, nos complemente. Puede que ni sea esa mitad que no vemos en nosotros mismos. Seguramente incluso sea todo lo contrario, lo opuesto. O, simplemente, sea un poco diferente.
Lo que buscamos es un compañero de viaje que nos lo amenice. Que deje de lado su equipaje y aligere el nuestro. Alguien que se eche a nuestro lado los días que brille el sol y nos de luz en los momentos grises. Que saque a relucir lo mejor de nosotros y nos ayude a mejorar esas partes que tanto nos disgustan.
Alguien con quien aburrirse sea divertido. Y la rutina no pese tanto. Pareciendo cada día diferente. Alguien que no nos solucione los problemas pero nos ayude a sobrellevarlos o ponga el hombro en el que llorar cuando sea necesario. Que nos deje llorar y, a la vez, nos seque las lágrimas. Que nos enseñe a sonreír mil veces por cada llanto.
Lo que nuestro corazón anhela es otro corazón al que le gusten nuestras rarezas, aunque no las entienda. Que se enamore de eso que nos hace diferentes y únicos. Y nos reconcilie con nuestros complejos.
Un alma que no tiene por qué ser gemela. ¡Qué aburrido sería todo si fuésemos iguales!
Lo bonito de la vida es descubrir cosas nuevas. O ver lo de siempre con diferentes ojos. Y, más aun, que nos enseñe a ver con los ojos cerrados. A sentir de verdad y ¡vivir! disfrutando cada momento, cada segundo. Sintiéndonos realmente vivos. Apreciando lo que nos hace tan parecidos y amando esas diferencias.
Esa persona que ni siquiera estabas esperando pero que, quizás el destino te tenía reservado. Que aparece de la nada para convertirse en tu todo. En un todo completo y entero que te muestra quién eres y te ayuda a ser quien anhelas ser. Sin saberlo, con solo estar a tu lado y hacerte la vida,  nadie dice que más fácil, pero sí más bonita.
Con quien decir "somos dos en uno" sea lo mismo que "uno en dos". Somos dos entes separados e independientes pero UNiDOS por un mismo amor. La suma de dos cuerpos, dos almas, dos mentes, dos personas que nunca puede dar uno. Porque son dos seres completos que añaden, nunca restan. Pero, UNO, un único sentimiento, un lazo de unión, recíproco, un solo amor. Que emana de ambos en la misma dirección.
No buscamos a nuestra media naranja. Buscamos una entera. O una manzana, una cereza, un albaricoque o un melón. ¿Qué más da la denominación?
Lo que es seguro es que cuando encuentras tu pieza de fruta ideal, ya no quieres probar otro sabor. Y de eso puede ser de lo que trate el amor.



jueves, 11 de septiembre de 2014

Creía...

Creía saber lo que era el amor, como el profeta que anuncia la verdad. Que los cuentos y las películas contaban la realidad.
Pensé que al amor lo formaban los besos, los abrazos y las caricias. Que estaba formado de "te quiero" formulados por los labios.
Que querer era tener a ese alguien con quien todo nos pareciera perfecto. Con quien olvidar los miedos. Y sería el remedio para olvidar este mundo de enfermedad y maldad.
Parecía que la palabra amor venía escrita con letras rosas, de esas que se regalan. Y que formarían una alfombra en el camino.
Creía...pero estaba equivocada.
Llegaste tú para enseñarme. Sin saber, sin intención.
Que el amor no son solo noches de pasión. Aunque esa sea una de las mejores partes.
Comprendí que las rosas no viene sin espinas. Y que el amor también puede pincharte, dolerte. Con esas riñas, esos enfados, los celos y los altibajos. Que no todo son palabras bonitas y biensonantes. Que el color negro también forma parte. Y que algún trago nos viene amargo.
Pero amor es eso. Tener momentos malos y estar juntos para superarlos. Que la balanza se incline del lado bueno y que todo lo superado quede en el pasado. Sabiendo que esa batalla la hemos ganado. Creciendo, aprendiendo y conociéndonos un poco más.  Para poder disfrutar del presente, construyendo un futuro a tu lado.
Que no hacen falta grandes momentos. Pues la felicidad está en los pequeños detalles que compartimos. En los minutos, segundos...si aunque no sean rosas, estás a mi lado.
Se que las palabras bonitas suenan bien en la poesía. Pero que las más bonitas son aquellas que solo entendemos nosotros, como si las hubiésemos inventado. Que son importantes porque significan algo.
Que no se van los miedos. Pero tienes alguien que te ayuda a superarlos. Que no se va de tu lado. No importa si también hay llanto. La sonrisa acaba siempre ganando.
Ves que el color del amor no es el rosa que venden. Se trata de una gama de colores, donde destacan más los claros. Y de entre ellos, puede que el favorito sea el ver(te)de.
Y una profunda  mirada vale más que mil "te quiero", y que un millón de "te amo". Al igual que los mejores abrazos no son esos apasionados. Sino los que se dan con sinceridad tras un momento amargo. Para calmar el ambiente y hacer dulce el mal trago. Esos que llenan el alma y te hacen sentir bien justo cuando más lo necesitas. Esos que dicen me muero si te pasa algo.
Amor es darte cuenta de que da igual como sea el beso. Lento, rápido, húmedo, seco, fogoso o fugaz...da igual, porque lo que importa es el sabor de los labios. Esos que sabes que tienen un sabor único y los únicos que quieres a partir de entonces.
Te das cuenta de que las mejores caricias, las más cálidas, no son las que se dan en la cama, ni en un momento de lujuria. Sino aquellas que te tocan el alma con tan solo rozar tu mano. Cuando te agarran sus dedos para no dejarte caer, o ayudar a levantarte.
Amor es aprender a hablar con miradas y mirar con ese brillo especial en los ojos. Ese que dice el  solo, y de manera sincera: "Contigo, todo. Sin ti, nada. Te Amo".
Nadie le había dado significado a la palabra AMOR, hasta que llegaste TÚ. Para hacerme ver que todo lo que creía eran falsos cuentos.
Solo TÚ has despertado los verdaderos sentimientos.
TE AMO


jueves, 24 de julio de 2014

Solo TÚ

A veces se cruzan dos caminos para convertirse en uno. Pero, ¿por qué te cruzaste tú y no otro? Es una buena pregunta para la que no hay palabras que den una respuesta. Tan solo el brillo de la mirada cuando me preguntan por ti sirve para saber que da igual la razón por la que entraste en mi vida. Será que el destino lo quiso así. Lo único que se seguro es que desde aquél día que te conocí, soy feliz. Sí, feliz, sin matices ni peros. Sin dudas aunque con miedos. A que me despierten de este sueño que es mejor que la realidad. El de tenerte a mi lado, mirarte y escuchar de tus labios un "Te quiero". Dos palabras simples que ponen en funcionamiento toda una maquinaria de sentimientos. Que tienen más poder que cualquier energía posible en el mundo.
Así que, ¿por qué tú? no lo sé. Pero, ¿por qué no? Si parece que estamos hechos el uno para el otro. Como dos piezas de puzle que encajan a la perfección. Porque tú rompes todos mis esquemas desde el principio hasta el final, para dar un nuevo significado a todo. Para enseñarme, sin tú saberlo, otras formas de ver la vida. Con otros colores, otros significados antes escondidos. Nuevos para mi. Me haces ver las cosas de siempre como vería por primera vez el mundo un ciego que recién ha recuperado la vista. Como un niño al ver un juguete que tanto deseaba, que no esperaba. Sorprendido, agradecido. O como quien ve el mar por primera vez. Y se siente pequeño y a la vez grande. Tu me haces sentirme fuerte y a la vez eres mi debilidad.
Si conviertes lo más normal y cotidiano en algo extraordinario.
Tú haces que la rutina sea cada día nueva. Y que los pequeños detalles se vuelvan enormes momentos que grabo en mis retinas, en mi memoria. Como un atrapasueños. Llevándose lo malo lejos con tan solo un abrazo en el que desaparece el  mundo, de mi alrededor, de mi mente y en el que parece que ni existe el suelo.
Si eres el único que puede hacerme sentir mil cosas a la vez con tan solo mirarme. No hablemos entonces de las caricias, los besos, o de cada rincón de tu cuerpo. No hay mejor abrigo que el calor de tu piel. Ni mayor cosquilleo el que me recorre cuando te siento. Como si una bomba de fuego y pasión fuera a explotar en mi interior, alimentando de felicidad a todas y cada una de las células de mi cuerpo.
Y ¿qué decir de tus lunares? Como pequeñas referencias de un mapa que marcan un camino, que nunca parece igual y que, sin embargo, siempre llevan al  mismo destino. Tú. Un camino que se recorre como quien después de un largo viaje está impaciente por llegar a casa.
Ya no me pregunto por los trenes que perdí, los que no cogí por dudar o lo que me dejaron en la estación tirada. Ahora entiendo que no era el lugar, no era el momento.
Que a quien no esperaba pero que, sin saberlo, era todo lo que necesitaba, venía andando. Por eso a veces las cosas tardan tanto en llegar. Para que sepamos reconocerlas, quererlas, valorarlas.
Tú, saliste de la nada. Sin prisa. Sin hacer ruido. Con calma. Para convertirte en todo. Y ahora sé que tenía que perder esos trenes para poder volar, a Dios sabe dónde. Pero, con billete de ida nada más.
¿Por qué tú? Porque a veces la vida nos sonríe y nos demuestra que la espera merece la pena.
Y que lo que fácil llega, fácil se va. Pero que, el poco a poco, paso a paso, lleva más lejos y construye mucho más.
No sé por que tú. La verdad que me da igual. Solo sé que el poco, contigo es mucho y que siempre se queda corto si se trata de quererte. Que de ti no me quiero separar.



miércoles, 16 de abril de 2014

Eres

Eres como el café que te hace despertar en las mañanas. Con un aroma embriagador y una calidez revitalizante.
Eres esa sábana que cubre en las noches frías y tienes ese rico olor que desprenden cuando está recién lavadas.
Eres la luna que se refleja en un estanque de aguas cristalinas donde se refleja el brillo de una noche estrellada.
Eres esos rayos de sol primaveral que te rozan la piel, buscándote por los huecos de la ventana.
Eres esa sonrisa que aparece en la cara de un niño cuando sopla las burbujas de jabón y las sigue embobado con la mirada.
Eres el premio que consigue un corredor cuando después de kilómetros y horas llega a la meta y se siente satisfecho con la dura carrera ganada.
Eres es ese muñeco de nieve que una familia ha construido durante una mañana de Navidad.
Eres la brisa marina que te da en la cara, y se mete por los poros de tu piel, dejando en tu boca una tranquilidad salada.
Eres la risa de esa niña que jugando con su padre se esconde, y se emociona porque cree que no va a ser encontrada.
Eres el perro que brinca, moviendo la cola contento cuando siente la vuelta de su dueño a casa.
Eres el bombón relleno que explota en la boca dejando esta de chocolate bañada.
Eres el oasis que se encuentra en medio de un desierto. La bendición que siente un hombre sediento al notar el paso del agua por su garganta.
Eres el cantante que escucha como miles de personas gritan a coro su canción.
Eres el corredor de fórmula uno cuando gana la carrera. O los futbolistas cuando sostienen en sus manos la copa duramente peleada.
Eres la madre que duerme tranquila al sentir que su hijo llega sano y salvo de fiesta a casa.
Eres la llamada del familiar que ha llegado bien a su destino.
Eres la ilusión de un niño al abrir su regalo en Reyes o al soplar  en su cumpleaños las velas de su tarta.
Eres el deseo que se pide cuando pasa una estrella fugaz.
Eres la canción que termina de componer el cantante y el poema que sale de la pluma del poeta.
Eres el best seller que se agota y saca una edición tras otra.
Eres el olor a tierra recién cortada. El calor de la chimenea en un día invernal. O el masaje que alivia la tensión de una dolorida espalda.
Eres las vacaciones del estresado, las buenas notas del estudiante después de un duro trabajo.
La madre que ve por primera vez a su hijo y lo sostiene en brazos nada más nacer.
Eres el rencuentro de dos amigos que hacía años no sabían nada el uno del otro. El beso apasionado que dos amantes llevaban días esperando.
Eres....eres...simplemente eres TÚ.
Eres el que me hace fijarme en lo bueno de la vida, en lo pequeño, en lo importante. Quien me hace sonreír. Por quien doy gracias al destino por encontrarte en mi camino.
Eres...

viernes, 11 de abril de 2014

Sonríe :)


Sonríe. Hazle saber al mundo que los problemas no pueden contigo. Que no te vas a caer para quedarte en el suelo. Sino, para levantarte con más ganas que antes. Hazlo por ti, porque las comisuras de tus labios tienen una movilidad que debe ser explotada al máximo.
Sonríe como si nunca te hubieran hecho daño. Es la mejor cura para las heridas y el complemento necesario con la ropa que decidas ponerte cada día.
Sonríe al igual que un niño pequeño, con sinceridad. Con alegría. Sonríe de verdad. Con la inocencia de quien no se ha visto corrompido por la sociedad.
Esboza una sonrisa. Cuando haya luz, para que esta entre en ti. En medio de la oscuridad para mostrar lo mucho que puedes llegar a brillar.
Sonríe. Al niño, al anciano, a tu amigo, al desconocido que te cruzas en la calle. Pero, sobre todo, sonríe, mirando a los ojos, a ese extraño conocido que te encuentras cuando miras al espejo. Que te devolverá la sonrisa como nadie.
Muestra esa bonita curva que destaca sobre todas las demás curvas de tu cuerpo. A ese que te muestra la suya. Y también al que no lo hace. Para que vea que no cuesta nada y lo bonito que queda.
Enseña esas dos líneas blancas que esconden tus labios. Enséñalas con gusto, con alegría y con orgullo.
Mueve tu boca para algo más que comer, hablar o incluso besar. Para sonreír.
Practica ese arte en las buenas y en las malas. En días coloridos. Y, más aun, en los grises. Para colorearlos con tu hermosa sonrisa. Porque "más vale una sonrisa triste que la tristeza de no sonreír".
Sonríe con motivos. O convirtiendo tu sonrisa en el principal motivo. Porque sí, porque te apetece. Porque es muy sano. Haciendo que sea un camino y a la vez la meta a la que quieres llegar.
Ante lo pequeño, ante lo grande. Sonríe a las grandes alegrías, ante las oportunidades, a los detalles, y entre todas las dificultades.
Sonríe cuando la vida lo haga. O para que esta te devuelva la sonrisa.
Hoy, mañana y, siempre. Nada más levantarte, por la tarde, o al acostarte.
Sonríe.  Como si fuera una competición en la que gana el que consigue mandar las comisuras de sus labios más lejos. Sonríe como si unas manos invisibles tiraran de ellas hacia arriba. Como si lucharas por llevarte el trofeo. Por el premio que esto reporta. Por el simple hecho de lo feliz que te hace el sonreír.
Sonríe todos los días. Porque, "no hay día más perdido que en el que ni una vez has sonreído".

sábado, 15 de marzo de 2014

Gana quien tiene menos que perder

Los "Por Siempre" son promesas que solo quedan grabadas en la pared. Palabras que se lleva el viento. Juegos en los  que el primero que lo incumple es el que pierde y, sin embargo, es quien menos tiene que perder. Quien menos siente, quien menos acumulación sentimental tiene. Mejor que no haya perdedores ni ganadores. Que no haya juego que terminar. Que no sea ni siquiera un juego, sino algo de verdad.
Por ti, por mi, por nosotros. Por tus sueños en los que me quitas los miedos. Por los miedos que tengo y lo que sueño con perderlos. Lo que deseo que desaparezcan. Que se vayan muy lejos para no volver. Porque pierdas esa vergüenza que no te deja vivir. Por vivir sin pensar qué dirán o pensarán. Por sentir. Tu cuerpo sobre el mío y tus pies entrelazados con mis pies. Tu pecho ardiente bajo mis manos y que el calor de la habitación derrita toda la hiel. Recortando las distancias, atravesando milímetros en segundos que nos hagan estremecer. Tus ojos a dos milímetros de los  míos, para poderme perder. Y que no me dejes perder en ningún momento las ganas, que evites las dudas. Antes de que desfallezca este querer. Antes, después y durante. Porque quiero que este dure, porque es inimaginable lo mucho que te puedo querer.
Prohibido jugar con los sentimientos. Ten eso muy en cuenta si no me quieres dejar de ver. Juguemos mejor con lo prohibido y que el único juego que nos divierta sea el de nuestras lenguas viajando por la piel. En una guerra donde solo estén presentes el amor y el placer. Donde nos quitemos lentamente la ropa. Y nos deshagamos de los complejos a la vez. Una lucha de cuerpo contra cuerpo donde las únicas armas que usemos sean las manos buscando rincones nuevos que recorrer. Un campo de batalla blanco donde no haya nada que temer, ni bajas que contar. Desatar la furia contenida traducida en suaves caricias que nos hagan rejuvenecer.
Por ti, por mi. Porque nunca había sentido tanto. Porque siempre suena a utopía. Porque esto se construya y se haga más fuerte poco a poco, día a día.

sábado, 25 de enero de 2014

A pesar de todo

No saber qué creer ni saber qué pensar. Creer que es mejor no pensar o pensar en qué creer. Seguir sin abandonar y nunca dejar de seguir. Soñar que se puede  escribir para contar. Y contar sueños a través de lo que se puede escribir. Sentir para vivir y no vivir sin nada que sentir. Reinventar sonrisas para regalar. Que te regalen sonrisas con las que poder volar. Y volar cuando caes para subir cada vez que la realidad te haga bajar. Dormir para soñar y no levantarte sin un sueño que te haga avanzar. Caminar sin parar y parar cuando necesites respirar. Suspirar para motivar y que nunca falten motivos por los que suspirar. Contar todo lo que llevas dentro y que salga de dentro lo que vayas a contar. Cantar con sentimiento, sentimientos que son dignos de canciones. Dignos de poemas, de hojas de diario que leer. Y leer todo lo que antes te hacía cantar. Lo que te hacía sonreír y sacar una sonrisa al recordar. Recuerdos que te van formando, diferentes formas de recordar. Disfrutar a través de las diferentes formas de vivir, y no vivir sin reír. Reírte de lo que te hace llorar y solo llorar de felicidad.
No saber cómo actuar, cómo pensar. Pensar menos y actuar más. Sin un guión, sin unas reglas que no sabemos acatar. Razonar con el corazón y que el corazón no entienda de razones para funcionar.
Que a pesar de todo, te quieran. Y nunca dejar de amar.

martes, 7 de enero de 2014

(Des)hojando margaritas

Vamos a reinventarnos el  juego. Deshojemos margaritas sin el tradicional "me quiere, no me quiere". Cambiémoslo por un "tú me quieres, yo te quiero". O al revés, "yo te quiero, tú me quieres". Porque el orden de los sujetos no altera el resultado del amor que nos tenemos. Cada uno a su manera, cada uno en su tiempo. Nosotros nos entendemos. Y no hay nada que entender, eso es lo bueno. Porque el corazón no busca razones, pero es que para querer no hace falta buscar argumentos. 
Convirtamos cada pétalo que contemos en un "te quiero en lo bueno" y el siguiente pétalo, en un "y  en lo no tan bueno".  En las duras y con todas nuestras locuras. Y digo contar pétalos, no arrancar. Porque el amor no quita, da. Da alegrías y pone el corazón contento. Porque pinta de color encima del negro. Da sin esperar, a no ser que se trate de la espera de un nuevo encuentro. Sin desesperar, sin cansar ni cansarse, sin ataduras ni condiciones.
Por eso, descontemos los días que quedan para vernos cada vez que nos separamos. Y contemos no en días, ni en meses, sino en momentos. Perdiendo la noción del tiempo y llenando vacíos de sentimientos.
Desnudemos no las flores, sino nuestros cuerpos. De vergüenza, de miedos, dejando afuera los resentimientos, los reparos y aceptando los defectos. Desdudémonos, respondiendo preguntas sin formular, besándonos con la mirada, y comiéndonos a besos. Respondiendo con el calor de nuestra piel. A la distancia de cuerpo contra cuerpo.
Vamos a querernos de verdad, sin límites ni definiciones,  sin relojes. A todas horas y a deshora. Porque este es nuestro cuento. Sin perdices ni finales. Aprendiendo el uno del otro, aceptando y queriendo(nos).