viernes, 10 de febrero de 2017

Esos momentos en los que te gustaría parar el reloj, fuera la hora que fuera.
Igual, no para siempre. ´
Pero, si el tiempo suficiente para poder tocar cada gramo de felicidad y bienestar sin que se escurra entre los dedos de las manos, como lo hace entre tus dedos la arena del mar.
El tiempo necesario para disfrutar y conseguir grabar en tu mente esos preciados momentos como se talla un corazón en un árbol, permaneciendo fijos para la eternidad.
Parar el tiempo para que no vuele y poder caminar,
saboreando cada segundo con conciencia, guardando en la memoria ese pequeño gramo de felicidad que vale más que un millón de kilos de oro.

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