sábado, 19 de enero de 2013

Dejarse llevar


Puede que calle pero eso no quiere decir que no lo sienta. Puede que reniegue pero eso no significa que no lo quiera.  Tal vez diga que no me importa cuando, en realidad, no abandona mi mente. Un “no creo” puede ser un “creo, pero me da miedo”. O puede que disfrace las ganas de una falsa indiferencia.  Y que los “no quiero” escondan un miedoso pero sincero “de verdad lo deseo”. Que diga fuertemente “vete” es una forma de pedir tímidamente un “no te alejes”. Puede que la dureza al decir “mira qué cursis o qué ñoños” sea tan sólo un “qué envidia, mira qué monos”. Y es que a veces ponemos palabras en nuestra boca para autoconvencernos. Pero, por mucho que los demás se lo crean, a nosotros mismos nunca nos engañaremos. A veces creemos que es más fácil no ceder ante lo que sentimos para evitarnos perder. O que las fuertes murallas construidas tras cada caída aguantarán cada intento por echarlas abajo. Tan sólo tenemos que hacer un poco más de resistencia emocional. Unos cuantos malabares y una pequeña actuación teatral que les haga abandonar. Pero, cuando viene algún intrépido que perfora nuestro duro caparazón, que hace un pequeño agujerito en la balsa de seguridad, dejando que se deshinche el fino colchón que nos separa del frío mar, entonces es cuando nos asustamos de verdad. Se viene abajo toda la fachada de tranquilidad, se desmoronan todos los “me da igual”. Y nos quedamos cara a cara con la realidad. Lo que tanto trabajo nos costó encerrar bajo llave se descontrola saliendo a la superficie y rompiendo nuestra estabilidad. Es entonces cuando nos sentimos frágiles y nos preguntamos si será mejor luchar contra la corriente o dejarse llevar. Puede que, ante el peligro de ahogarnos, busquemos otra rígida fortaleza donde poder aparentar. O, quién sabe, puede que nos tranquilicemos y aprendamos a nadar.
 
 

1 comentario:

  1. "Y es que a veces ponemos palabras en nuestra boca para autoconvencernos"
    Pero como bien dices, no nos podemos engañar a nosotros mismos. Igual lo mejor es ir, a veces, a contra corriente, quizás te sientas mejor o simplemente te sientas tu misma, sin mentiras y sin intentar acallar los pensamientos que te invaden :)

    ResponderEliminar